Con el inicio de este nuevo siglo, han emergido dos procesos de base territorial: por una parte, la globalización que parecería valorizar la movilidad y el desprendimiento de las sociedades con respecto al espacio; por otra, un proceso de revalorización de los lugares que otorga nuevo sentido al espacio y al territorio, incluso para la definición de identidades. Estos procesos se conocen como Desterritorialización y Territorialización del espacio, transformándolo constantemente en el tiempo. Así, el espacio -transmutado en lugar- cobra actualmente una nueva centralidad en los estudios de las ciencias sociales y de la Geografía en particular.
Los procesos de las metrópolis socio-geográficamente se caracterizan por convertir el espacio en lugar, quiero decir, se caracterizan por mutar y transmutar el espacio en diversas escalas espaciales y temporales. Es decir se caracteriza por inducir en la metamorfosis del centro y la periferia del espacio urbano.
En centro y periferia, de la ciudad, se evidencia el desarrollo de los procesos de territorialización, desterritorialización y reterritorialización. Ellos están directamente relacionados con la alternancia en el ejercicio del poder y la impregnación de identidad en el espacio.
Los procesos de las metrópolis socio-geográficamente se caracterizan por convertir el espacio en lugar, quiero decir, se caracterizan por mutar y transmutar el espacio en diversas escalas espaciales y temporales. Es decir se caracteriza por inducir en la metamorfosis del centro y la periferia del espacio urbano.
En centro y periferia, de la ciudad, se evidencia el desarrollo de los procesos de territorialización, desterritorialización y reterritorialización. Ellos están directamente relacionados con la alternancia en el ejercicio del poder y la impregnación de identidad en el espacio.